ALGUNAS CUESTIONES DISPUTADAS SOBRE LAS CRIPTOMONEDAS. Vol. II: Introducción

FRANCO DIGNANI Y DAVID GUZZI

Como se intentó explicar en el artículo anterior, el dinero tal cual lo conocemos no fue producto de una invención estatal ni tampoco fue producto de algún legislador, sino que surgió de espontáneas relaciones económicas que tenían el simple propósito de facilitar transacciones y satisfacer necesidades. Realizada esta necesaria introducción hace algunas semanas, y quedándonos con esta idea general acerca de cómo el dinero fue evolucionando a lo largo de los años, daremos comienzo a la segunda parte de nuestra tarea: definir en sentido estricto a las criptomonedas. Un papel no menor ocupará, como veremos, la criptomoneda más popular: el Bitcoin.

Es muy seguro que quien esté leyendo estas líneas conozca el “fenómeno criptomoneda” de cerca, sepa que son monedas virtuales no reguladas por los Estados (y ni mucho menos orquestadas por Bancos Centrales), que son relativamente libres y que ya se las considera por muchos como un producto financiero que, aunque volátil, vale la pena arriesgarse por él. Aunque sepan esto, es posible que seguramente no conozcan en profundidad en qué se basa esta nueva tecnología, ya que su profundo conocimiento incluye términos como hashs, redes, nodos, servidores, mineros, cadenas de bloques, entre otros, que son términos propios del mundo de la programación y computación muy alejados del ámbito cotidiano que se espera de una supuesta moneda al corriente de cualquier transacción. Claramente, si este boom nos interesa, es necesario saber qué hay detrás de este fenómeno y, por ello, en los siguientes párrafos se intentará conocer, en un lenguaje sencillo, qué son las criptomonedas. Pero, para hablar de las criptomonedas, emplearemos como vehículo a su especie más conocida y más popular, el Bitcoin.

Bitcoin es un conjunto de conceptos y tecnologías que conforman un ecosistema de dinero digital y/o virtual[1]. El almacenamiento y transmisión de valor entre los participantes de la red bitcoin se consigue mediante la utilización de las unidades monetarias llamadas bitcoins. Los usuarios se comunican entre ellos principalmente a través de Internet, aunque también se pueden utilizar otras redes de transporte. La pila de protocolos bitcoin, disponible como software de red abierta, puede ejecutarse sobre una amplia variedad de dispositivos, incluyendo laptops y smartphones, lo que hace que la tecnología sea fácilmente accesible.

Los usuarios pueden transferir bitcoins a través de la red para hacer prácticamente cualquier cosa realizable con monedas convencionales, incluyendo comprar y vender bienes, enviar dinero a personas y organizaciones, o extender créditos. Los bitcoins pueden comprarse, venderse e intercambiarse por otras monedas en casas de cambio especializadas. En cierta manera es la forma de dinero perfecta para Internet, ya que es rápido, seguro y carente de fronteras.

A diferencia de las monedas tradicionales, los bitcoins son completamente virtuales. Las monedas están implícitas en transacciones que mueven valor de un remitente a un destinatario. Los usuarios poseen claves que les permiten demostrar la propiedad de las transacciones en la red bitcoin, otorgando acceso a gastar su valor transfiriéndolo a un nuevo destinatario. Esas claves están normalmente almacenadas en una cartera digital (en inglés, «wallet») en el computador de cada usuario. La posesión de la clave que libera una transacción es el único prerrequisito para gastar bitcoins, poniendo completo control en las manos de cada usuario.

También éste es un sistema entre pares (peer-to-peer) distribuido. Como tal, no existe ningún servidor o punto de control «central». Este término peer-to-peer, de igual a igual, o P2P, significa que las computadoras que participan en la red son iguales entre sí, que no hay nodos «especiales», y que todos los nodos comparten la carga de proveer servicios a la red. Los nodos de la red se interconectan en una malla de redes con una topología «plana». No hay servidor, no hay servicio centralizado, ni jerarquía dentro de la red. Los nodos en una red P2P proporcionan servicios y consumen servicios al mismo tiempo, con la reciprocidad como incentivo para participar. Las redes P2P son inherentemente resistentes, descentralizadas y abiertas. El ejemplo más destacado de una arquitectura de red P2P fue la Internet temprana, donde los nodos de la red IP eran iguales. La estructura del Internet actual es más jerárquica, pero el protocolo de Internet mantiene la esencia de topología plana.

Por último, es interesante conocer el proceso de creación. Los bitcoins se crean mediante un proceso llamado «minería”, que se basa en una competencia por encontrar soluciones a un problema matemático a la vez que se procesan transacciones bitcoin. Cualquier participante de la red bitcoin (léase, cualquier persona utilizando un dispositivo con la pila de protocolos bitcoin completa, cualquier persona que reúna todas y cada una de las exigencias requeridas) puede operar como minero, utilizando el poder de cómputo de su computador para verificar y registrar transacciones. Cada 10 minutos en promedio alguien consigue validar las transacciones de los últimos 10 minutos y es recompensado con nuevos bitcoins. En esencia, la minería de bitcoins descentraliza la función de emisión de moneda y la autorización de un banco central, y reemplaza la necesidad de un banco central con esta competencia global.

Todas y cada una de las transacciones que se llevan a cabo por este sistema se deberán de registrar de forma segura e impidiendo que los datos de estas transacciones se vean adulterados. Tal es así que la tecnología bitcoin se fundamenta en cadena de bloques  (o Blockchain, en inglés) que es una base de datos distribuida,​ formada por bloques diseñados para evitar su modificación una vez que un dato ha sido publicado usando un sellado de tiempo confiable y enlazando a un bloque anterior. De esta manera, no sólo las transacciones son seguras y únicas, sino que también se conforma toda una red de datos que da confiabilidad y sustentabilidad al sistema, a la vez que permite que un proceso tan importante como el de minado se lleve a cabo.

Con todo lo narrado, podemos concluir que la característica que distingue y lo transforma en un todo unido y popular a este fenómeno es que el sistema bitcoin, a diferencia de los sistemas de pago del sistema bancario tradicional, está basado en una confianza descentralizada. En vez de confiar en una autoridad central, en bitcoin, la confianza se consigue como una propiedad emergente de las interacciones de diferentes participantes en el sistema. Podemos decir entonces que, esta pérdida de confianza en los sistemas basados en confianza centralizada, base de nuestro sistema monetario y financiero actual, es el origen de la entrada en escena de las criptomonedas. Más específicamente, esta ruptura, desinterés y disconformidad se origina con la crisis financiera producida en 2008, que azotó a las principales economías desarrolladas del mundo y puso en duda la base de todo el sistema monetario mundial.

La reacción a este escenario fue, justamente, la aparición de una alternativa al sistema imperante: el primer panfleto o modus operandi del Bitcoin. Bajo el nombre de Satoshi Nakamoto, seudónimo de la persona o del grupo de personas que crearon esta tecnología, se publica en noviembre de 2008, “Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System”. La intención de este autor (o autores) se ve reflejada con exactitud en la introducción al mismo:

El comercio en Internet ha llegado a depender casi exclusivamente de las instituciones financieras como terceros de confianza en el proceso de los pagos electrónicos. A pesar de que el sistema funciona suficientemente bien en la mayor parte de las transacciones, sufre la debilidad inherente al modelo basado en confianza. […] Es necesario, por tanto, un sistema de pago electrónico basado en prueba criptográfica en lugar de confianza, permitiendo que dos partes interesadas realicen transacciones directamente entre ellas, sin necesidad de un tercero de confianza. Si las transacciones son computacionalmente imposibles de revertir, protegerán a los vendedores del fraude, y cualquier mecanismo de depósito de garantía se puede implementar fácilmente para proteger al comprador”[2].

La aparición de este artículo junto con la satisfactoria respuesta que dio al problema del doble gasto, evitando que una misma moneda se gaste o se use más de una vez, fue el puntapié inicial para que otros programadores y especialistas en el tema se comprometieran y participaran en este novedoso e intrincado fenómeno. Tal fue así que hoy en día circulan u operan alrededor del mundo más de 1000 criptomonedas o criptodivisas diferentes, con características únicas y diferenciadoras. Sin embargo, vale aclarar, muchas de estas criptomonedas se siguen basando en el sistema bitcoin, no pudiendo nunca realizar alguna mejora o particularidad al sistema. Pero, por otro lado, existe una serie de ávidos emprendedores, con una gran capacidad creativa, que han aplicado una serie de innovaciones y mejoras al sistema existente con la sola intención de hacerse de esas ganancias que estaban latentes en el mercado, de hacerse y participar activamente de este boom tecnológico y futurista.

De este último grupo de hombres, que supieron explotar su función empresarial, encontramos dos monedas que se han destacado, no sólo en sus aspectos innovativos, sino que también han tenido un papel no menor en el mercado a la hora de conocerse su capitalización. En un primer momento, podemos nombrar a la criptmoneda Ethereum, propuesta por Vitalik Buterin, que se destaca por ser descentralizada y permitir la creación de acuerdos de contratos inteligentes (ejecutados en la divisa ether) entre pares. Estos contratos tienen la capacidad de cumplirse de forma automática una vez que las partes han acordado los términos. Ethereum no es como la mayoría de las criptodivisas existentes, ya que no es solamente una red para reflejar las transacciones de valor monetario, sino que es una red para la alimentación de los contratos basados en Ethereum. Por otro lado, también podemos hablar de Ripple, que es una criptomoneda que persigue el desarrollo de un sistema de crédito basado en el paradigma de extremo a extremo. Cada nodo de Ripple funciona como un sistema de cambio local, de tal manera que todo el sistema forma un banco mutualista descentralizado. Esto significa que las transacciones se verifican por consenso entre los miembros de la red, en lugar de por el proceso de minería utilizado por bitcoin. Otra característica positiva de esta última criptodivisa es que las transferencias en Ripple se realizan a mayor velocidad que la misma transferencia pero en bitcoins.

Al analizar estas innovaciones se pensará que las criptomonedas son un fenómeno absolutamente novedoso y reciente. Sin embargo, gran parte de la tecnología que está detrás de estos sistemas puede encontrarse ya en incipientes desarrollos que se produjeron a comienzo de la década de los 80 del siglo pasado. Es curioso e interesante el poder detallar los ancestros de las criptomonedas y sus tecnologías. Será esto, entonces, una motivante tarea para un futuro anexo a este artículo.

Con todo lo visto hasta aquí, con la necesaria descripción que se ha realizado del Bitcoin, las características sobresalientes de este sistema, el contexto histórico en que surge como una respuesta a un sistema centralizado y autoritario que demostró sus falencias lastimando severamente la economía real de gran parte del mundo, y con los comentarios sobre las dos monedas que sobresalen en paralelo junto con el Bitcoin, a saber, Ripple y Ethereum, estamos suficientemente preparados para esbozar una escueta definición de criptomonedas.

Entonces, diremos de aquí en más que las criptomonedas son monedas virtuales que utilizan un cifrado digital para sus operaciones, y con las que se pueden realizar transacciones económicas sin necesidad de intermediarios, logrando mayor seguridad y privacidad al tiempo que la esfera del órgano contralor se aleja.

Examinando esta definición que se acaba de esbozar, al tiempo que recapitulamos lo desarrollado en el primer artículo (ALGUNAS CUESTIONES DISPUTADAS SOBRE LAS CRIPTOMONEDAS. Vol. I:Introducción) y por el cual entendimos al dinero como todo medio de intercambio generalmente aceptado, nos preguntamos si las criptomonedas son realmente moneda en el sentido estricto de la palabra, es decir, si realmente son medios de intercambio y/o si son generalmente aceptados. Preguntas como estas, si las criptomonedas son hoy o si serán (en algún futuro) moneda, medios de intercambio y/o generalmente aceptados, son preguntas que se contestaran en el artículo número 3.

Hasta la próxima entrega.

Referencias:

[1] Los términos dinero digital y dinero virtual podrían usarse indistintamente. Sin embargo, se atribuye al término dinero digital a los intercambios monetarios que se realicen por medios electrónicos, como por ejemplo, a una transferencia de dinero de un banco a otro o cualquier pago realizado con tarjeta. Por otro lado, el dinero virtual puede ser definido como toda representación digital de valor, no emitida por ninguna autoridad bancaria central, institución de crédito o emisor de dinero electrónico reconocido, que en ciertas ocasiones, puede ser utilizada como medio de pago alternativo al dinero”. Se puede afirmar, entonces, que todo dinero virtual es dinero digital, pero no viceversa.

[2] Nakamoto, Satoshi. “Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System”. http://www.metzdowd.com


Bibliografía consultada:

Antonopoulos, Andreas M., “Mastering Bitcoin: Unlocking Digital Cryptocurrencies”, O’Reilly Media (2014).

 

Por Franco Dignani y David Guzzi, estudiantes de Licenciatura en Economía en la Facultad de Ciencias Económicas y estadísticas de la Universidad Nacional de Rosario y miembros del Grupo Joven de la Fundación Libertad.

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